Atila fuiste mi caballero en brillante armadura, siempre dispuesto a jugar conmigo, no te gustaba estar solo y no te detuviste hasta que conseguiste algunas amiguitas para jugar. Qué feliz fuiste este último tiempo con tus hermanas. Nunca te quejaste a pesar de tu enfermedad y siempre mantuviste tus ganas de vivir y amar. Quien sabe por qué te abandoaron aquella mañana, pero seguramente esa gente habría perdido el corazón hacía mucho tiempo. Fuiste un gran hijo: bueno, obediente, cariñoso. Tu inesperada partida deja un vacío muy grande y las nenas te buscan y no te encuentran y yo miro tu platito vacío y no puedo más que llorar.
Hasta siempre mi caballerito
Tu mamá
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario